Hoy les traigo una sesión que me ha dado un destello de luz, me saco del letargo y me puso las pilas de la creatividad. Se trata de la familia de una persona a la que tengo mucho aprecio, es una amiga que conocí hace unos 15 años en el primer trabajo que tuve como diseñadora después de graduarme de la universidad. A lo largo de estos años, ella y su esposo han estado siempre cerca, teniéndome en cuenta en todos sus proyectos empresariales. Por eso cuando me llamó diciéndome que estaban por Tarragona y que querían una sesión de fotos familiar, me dio una alegría inmensa.

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Pero las sorpresas estaba por llegar, no solo querían una sesión familiar sino que además retratos específicos para el portafolio de sus hijos que como podéis ver son unos artistas consagrados. Hasta ahí todo iba dentro del curso de la normalidad, hablamos la tarde anterior para ultimar detalles y  resulta que ella me comenta si no me importaría cambiar el lugar de la cita, puesto que habían conocido una localización en el campo y la veían muy apropiada para unas buenas fotos.  Y ya para poner la guinda al pastel me dice que quieren llevar un coche muy chulo que tiene y que haga parte de la sesión… Whaaaat? como os podéis imaginar yo no daba crédito ante semejante maravilla de sesión que se presentaba ante mis ojos.

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Y de aquí en adelante las palabras sobran, podéis juzgar vosotros mismos el nivel de disfrute que llegue a alcanzar en esta maravillosa mañana de luz tenue, pinos, castillo y por supuesto una excelente compañía.